Comparto con vosotros diez libros de poesía para niños que suelo utilizar con mis alumnos y con mis hijas para que descubran este maravilloso género literario.
1. Versos de buenas noches: es la primera compilación de poesía infantil que reúne a los más destacados representantes de la nueva ola de poética, con el hermoso propósito de que padres e hijos compartan un momento mágico cada noche. Un libro muy especial repleto de poemas cargados de lirismo, simpatía y ternura, acompañados de hermosas ilustraciones. Encontraréis poemas de Patricia Benito, Iago de la Campa, Defreds, Irene G Punto, Miguel Gane, María Leach, Luna Miguel, Benjamín Prado, Loreto Sesma, Rayden y Zahara. Las magníficas ilustraciones son de María Cabañas, María Hesse, Lady Desidia y Elena Pancorbo.
2. El libro de Gloria Fuertes para niñas y niños: esta edición única profusamente ilustrada por Marta Altés, nuestra ilustradora de mayor proyección internacional, incluye: - Un prologuillo escrito por Gloria Fuertes a mediados de los 80 para una antología que jamás se publicó. - Cartas de las niñas y niños que Gloria recibió a lo largo de los años en su buzón. - Una carta abierta a todos los maestros firmada por la poeta. - Una selección de algunos de los poemas escritos por las niñas y niños que participaron en el Premio de Poesía Infantil Gloria Fuertes a lo largo de todas sus ediciones. - Fotografías personales de la autora junto a sus fans más pequeños. - Historias y episodios de la vida de Gloria Fuertes narrados especialmente para los niños, y un consultorio, «Pregúntale a Gloria», para que conozcan la vida y la filosofía de la autora de su propia voz.
3. Cuentos en verso para niños perversos: con el travieso ingenio de un lobo feroz, Roald Dahl reinventa seis de sus cuentos favoritos. ¿Sabías que Blancanieves era la jefa de una banda de enanos apostadores? ¿Que Caperucita coleccionaba abrigos de piel de lobo? ¿Y que el lobo feroz pretendía hacer volar la casa de los tres cerditos... con dinamita?
4. Manos de primavera: la voz de Lorca ilustrada por la mano poética de Aitor Saraiba. La luna, el agua, la tierra, las imágenes lorquianas caminan de la mano de las poéticas ilustraciones de Aitor Saraiba. Una defensa de las voces únicas y las imágenes indestructibles. Un libro, sí, un canto a la libertad y al arte.
5. Niños raros: este libro contiene la mayor concentración de niños raros por página: Niño alga, Niña búho, Niña cacto, Niño díscolo, Niña de espuma, Niño frío, Niña de humo, Niño inverso, Niña jirafa, Niño koala, Niña con forma de laberinto, Niña maleta, Niño sin niño, Niño con rabo de eñe, Niño pingüino, Niño queso, Niña sombra, Niño tren, Niña urgente, Niña de alto vuelo, Niña yunque con su martillo y Niño zancudo. Raúl Vacas y Tomás Hijo nos los presentan uno a uno, con todas sus peculiaridades y lo hacen de una manera muy poética, que combina a la perfección el texto con las ilustraciones. Jugando con las palabras, el autor compone un tautograma, versos de cabo roto, un ovillejo, juega con las palabras esdrújulas, escribe un romance, rima con números, se atreve con un rap, rememora la cuaderna vía, apunta una canción, nos enseña cómo es un limerick, nos desafía con un trabalenguas y despliega un sinfín de recursos poéticos que harán la delicia de grandes y pequeños, sean aficionados a la poesía o no.
Érase una pez es un libro de poesía
para niños de toda edad, color,
sabor y condición.
Un canto a la vida común y un reflejo
de que la belleza se esconde bajo
el disfraz de lo corriente.
@mikinaranja
Delicadamente ilustrado por Lorena Martínez.
7. De boca en boca y río porque me toca: personajes variopintos, mundos raros e historias alocadas que se narran a través de poemas muy musicales y divertidos collages, todo ello con la risa como hilo conductor.
8. A lo bestia: este poemario infantil escrito por Mar Benegas e ilustrado por Guridi divertido y "gamberro" es irresistible para los más pequeños. Cada poema es un juego y se recomienda leerlo dejando prejuicios aparte. Conjuros para convertir a los profesores en moscas, arañas o caracoles; criaturas increíbles como la pirapinza, el otorrinolaringato, las cucharachas o los besaurios; y bestialidades varias. Pura diversión.
9. Cara de velocidad: “Cara de velocidad” es el resultado de acudir a la literatura como refugio, bálsamo y bitácora de «H» en su pulso por la libertad. En este poemario están presentes sus avances en forma de pasos de gigante tras cada convalecencia; la enfermedad toma forma de monstruo al que se desafía, con el que se dialoga y convive; y sobre todo, la vida cotidiana se afronta con humor, fortaleza e imaginación frente a la adversidad.
10. Versos como una casa: los ojos que abre la infancia son dos ventanas. Por eso, ser la voz del poema es habitar la casa de la infancia. La casa de la infancia siempre debe estar habitada. Palabras que sanen y versos que canten. Porque en cada habitación se va forjando un recuerdo. Y se puede escuchar el trino de los pájaros. Y cada recuerdo sujeta las ramas de los árboles, hace volar las estaciones o enciende el sol y las estrellas. Y los versos son lugares. Lugares que se construyen con palabras y que serán habitados, más tarde, por esos recuerdos, así habla Mar Benegas de los poemas que ha escrito en este libro, ilustrados con imágenes libres y festivas por Francisca Yáñez.